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ABOGADO CON INTERES SOCIAL. ASESORIAS PENALES, CIVILES, MERCANTILES, AGRARIO, ADMINISTRATIVO, LABORAL Y LOPNA

domingo, 28 de octubre de 2012


               
 
POR: Antonio Macea

MOSCA CON LAS MOSCAS MUERTA…

Aceptar el liderazgo implica considerar las múltiples responsabilidades que se asumen. Los demás están siempre observando el ejemplo de quien los guía y se hace de vital importancia que camine en integridad. Algunos aspectos en los que una líder debe cuidarse. Son infidelidad, malos manejos, abuso de autoridad, rebeldía, resentimiento, deudas no pagadas, cansancio extremo, descuido de la intimidad con Dios, entre otros. ¿Alguna vez se ha detenido a pensar en el grado de influencia que ejercen sus acciones sobre aquellos que le rodean?  Trabajar en algún ambiente de alta jerarquía, es un gran privilegio dado por Dios; es también una posición de honra que está reservada sólo para los que son llamados a ocuparla, y por tanto, como es un regalo de la misericordia del Señor, aunque no deseemos que las personan nos miren o admiren, esto siempre se dará. Oremos al Señor para que afine nuestra sensibilidad y nos haga siervos fieles, comprometidos e irreprensibles.  No podemos ignorar que existe un sinnúmero de personas a nuestro alrededor buscando si tenemos huesos, porque es tal el grado de excelencia con la que vivimos la vida cristiana y con la que servimos al Señor que hay quienes dicen: «este (o esta) tiene que ser de carne y hueso, aunque demuestre lo contrario».  Algunos están al acecho, pero no debe olvidarse que muchos serían gravemente afectados por un desliz nuestro, sólo porque consideran que somos personas dignas de admirar. ¿Cuál será nuestro grado de influencia en otros?  Cuando somos llamados al liderazgo, son muchas las personas que dependen de nuestras acciones y por ese motivo, de allí se define si impactamos positiva o negativamente sus vidas. El libro de Eclesiastés 10:1 declara lo siguiente: «Las moscas muertas hacen heder y dar mal olor al perfume del perfumista; así una pequeña locura, al que es estimado como sabio y honorable». Cuando se comete una locura, no importa la conducta previa; es como si apareciera un enorme borrador que elimina lo bueno que se haya hecho, no importa el tiempo, y deja ver sólo el error cometido.  Esto ocurre porque se pierde el buen nombre, el buen testimonio que nos fue entregado por el Señor, e incluso el nivel de confianza que muchos habían depositado en nosotros.  Pero, es preciso tener claro que ningún ser humano está exento de cometer errores, no importa si es siervo de Dios, si lleva un buen testimonio o si ha sido una excelente persona.  Las locuras siempre andarán rondando para atraparnos y por eso que debemos cuidarnos de ellas; pensar en las consecuencias que traerían nuestras acciones, nos ayudará a evitar grandes faltas que muchas veces se convierten en un estilo de vida. para cumplir una labor especial, debemos tener presente que una vez escogidos por Dios, pasamos del anonimato a tener una vida pública, una identidad; son muchos los que nos conocen, aunque no siempre conocemos a los que nos miran. ¿Cuáles son entonces las moscas muertas de las que debemos cuidarnos? Aquellos errores que a nuestro parecer no tendrán mayor repercusión, pero que a la larga hacen mucho daño.  Solamente mencionaremos algunos de ellos, a fin de que usted tome las precauciones necesarias: La infidelidad:   es una de las armas más poderosas en la destrucción de familias y liderazgos.  Debe recordarse que nadie es infiel de la noche a la mañana, sino que son las pequeñas zorras las que poco a poco van minando la relación matrimonial hasta hacerla caer.  Cuando un esposo le dice a otra mujer cosas agradables que no le dice a su esposa, se enciende inmediatamente la luz intermitente anunciando ¡PELIGRO!  Echar por la borda una relación matrimonial de muchos años y faltar al pacto de fidelidad sólo por un momento de placer, o cambiar a los hijos para criar aquellos que ni siquiera se engendraron, no es más que una locura. Malos manejos: hay quienes pretenden desarrollar su liderazgo ofreciendo solo buenas predicaciones, pero la labor no implica más ofrecer solamente si no, actuación. Se trata de administrar, organizar y evaluar, cada cierto tiempo, el buen funcionamiento de todo el sistema empleado.  Siempre es saludable trabajar con un equipo responsable de rendirnos cuentas en cuanto a lo financiero, pues ser juez y parte en los manejos económicos nunca será beneficioso, por eso se requieren personas a quienes tengamos que rendirles también nos den cuentas.  No es saludable tomar decisiones sin buscar asesoría, sin consultar y sin meditar.  Analizar antes de actuar redundará en grandes bendiciones la obra agradable ante el Señor y los hombres. Abuso de autoridad: las personas que tenemos a nuestro cargo son colaboradores en la gran viña de nuestro Dios, no son empleados de nuestra hacienda o finca.  Cuando entendemos que Cristo pagó el precio por cada una de esas personas, tendremos presente siempre que nuestro deber es guiar a las personas por la senda correcta y no enseñorearnos de ellas como si hubiésemos pagado el precio por sus almas.



Proverbio 29.2 Cuando los justos gobiernan, el pueblo se alegra: Mas cuando domina el impío, el pueblo gime.

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