Cultivando El Hábito
De La Verdad!
Ten mucho cuidado con las palabras que usas. Ellas tienen un poder enorme,
pueden sanar o herir a personas de nuestro alrededor. Las palabras que decimos es
el reflejo de nuestro interior. El uso de expresiones agresivas,
al igual que los malos pensamientos es sumamente peligroso y arriesgado, anula
nuestra vida encerrándonos en un círculo de fracaso y frustración que es
acrecentado a través del trato despectivo hacia un sector de la sociedad. Si
crees que la palabra pobre cultiva tu vanidad es mejor que te refieras a ellos
como “los más necesitados”, y en este reciclaje del lenguaje puedes
referirte a los presos como a “los que están siendo educados” o a
nuestros enemigos como “aquellos que aún no nos aman” o a los malvados
como “los que aún no son buenos”. En la vida todo es una cuestión de
actitud y decisión. Cuando acudimos a una entrevista de trabajo o a una cita
amorosa y nuestra mente está cargada de miedos e incertidumbre, tenemos que
darnos cuenta que este miedo al rechazo está creando en nosotros la situación
favorable para que nos digan ¡no! En cambio si mantenemos una actitud positiva
y esperanzadora tenemos mas posibilidades de que nos digan ¡sí! Nuestra propia
desconfianza inspira suspicacia en los demás. Nuestra seguridad despierta y
transmite firmeza en los demás. Más allá del significado de las palabras
encontramos otro nivel mucho más abstracto, pero no por ello menos poderoso.
Las palabras son el medio de manifestación de nuestro espíritu. Cada palabra es
una oportunidad de expresión de nuestro espíritu y es por ello que tenemos ser
capaces de transmitir en nuestro lenguaje la fuerza de nuestro espíritu. No se
si habréis observado que algunas personas tienen un lenguaje muerto, hablan
pero lo que dicen no expresa ningún poder, son locuaces pero no transmiten
nada. Cuando hablamos demasiado, o cuando exageramos o falseamos los hechos,
nuestras palabras se vuelven inefectivas. Nuestras palabras precisan expresar
no solamente la verdad, sino también la propia comprensión y realización. “El
mal es lo que sale de la boca del hombre” al leer en esta frase del
evangelio, podemos percibir una clara advertencia sobre el cuidado de las
palabras que usamos, no por una cuestión de formalidad o educación, sino como
una finalidad terapéutica. Las palabras insultantes o despectivas nunca han
creado un futuro mejor. Si queremos experimentar el poder de nuestras palabras,
si deseamos que nuestro lenguaje transmita la fuerza curativa del espíritu, si
anhelamos que nuestras palabras sean elemento de paz, sosiego y curación hacia
las personas, es preciso comenzar haciendo que nuestras palabras sean
fidedignas, y ello sólo se consigue cultivando el hábito de la verdad. Di
siempre la verdad, lo antes que te sea posible. Manifestar siempre la verdad
nos adentra en el mundo de la firmeza y la seguridad en nosotros mismos. Nos
trasmite una confianza que vivir en la mentira nunca consigue. Las mentiras
siempre terminan arruinando nuestra vida; nos encadenan puesto que una mentira
siempre acaba precisando de otra mentira para sostenerse, debilitando así
nuestro poder interior. Cuando nuestra mente se instala en la verdad, nuestra
mente se llena de firmeza, seguridad, confianza y son estas cualidades las que
impregnan nuestras palabras transformándolas en elementos de curación. Muchas
enfermedades son únicamente el producto de nuestros pensamientos
desequilibrados. La violencia, las mentiras, el resentimiento y tantas otras
cosas existen y conviven con nosotros en este mundo, vivimos en un medio
contaminado en donde es fácil contagiarse, más aún cuando percibimos que somos
nosotros, los seres humanos, la fuente de la que emanan dichas formas. Ante
ello tenemos que cultivar cualidades de amor, verdad y gratitud, creando un
sólido mundo interior, en donde la creatividad y la verdad brillen; para luego
extender este mundo interior a las personas de nuestro alrededor. Las palabras
son la manifestación de nuestro mundo interior, al cuidar de nuestro lenguaje
purificamos nuestro mundo interior. Al cultivar el hábito de la verdad
construimos una plataforma de determinación, seguridad y confianza que nos abre
las puertas del bienestar y la consecución de nuestros objetivos. Recuerda que
la vida siempre ayuda a quienes se ayudan a sí mismos. Crea un poderoso mundo
interior, permite que tus palabras sean su vehículo y transformaras tu vida. Si dices que estas luchando para prosperar o
que no tienes suerte en la vida, detente un instante y percibe lo que realmente
estas diciendo. Las palabras tienen mucha fuerza, con ellas podemos destruir lo
que hemos tardado tanto tiempo en construir. Cuantas veces una palabra fuera de
lugar es capaz de arruinar un proyecto largamente ansiado, cuantas veces una
palabra de estimulo tiene el poder de regenerarnos y aportarnos paz. Para
prosperar en la vida no precisas luchar, sino consagrarte en cuerpo y alma en
esa misión. Si constantemente te repites que no tienes suerte en la vida, luego
no te lamentes si sientes que la fortuna nunca llama a tu puerta. Nuestros
pensamientos y las palabras que son su manifestación tienen el poder de construir
nuestro futuro.
Nota: Extractos de. Frederig
Solergibert.
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