POR: Antonio Macea
MOSCA CON LAS MOSCAS MUERTA…
Aceptar el liderazgo
implica considerar las múltiples responsabilidades que se asumen. Los demás
están siempre observando el ejemplo de quien los guía y se hace de vital
importancia que camine en integridad. Algunos aspectos en los que una líder
debe cuidarse. Son infidelidad, malos manejos, abuso de autoridad, rebeldía,
resentimiento, deudas no pagadas, cansancio extremo, descuido de la intimidad
con Dios, entre otros. ¿Alguna vez se ha detenido a pensar en el grado de
influencia que ejercen sus acciones sobre aquellos que le rodean?
Trabajar en algún ambiente de alta jerarquía, es un gran privilegio dado por
Dios; es también una posición de honra que está reservada sólo para los que son
llamados a ocuparla, y por tanto, como es un regalo de la misericordia del
Señor, aunque no deseemos que las personan nos miren o admiren, esto siempre se
dará. Oremos al Señor para que afine nuestra sensibilidad y nos haga siervos
fieles, comprometidos e irreprensibles. No podemos ignorar que existe un
sinnúmero de personas a nuestro alrededor buscando si tenemos huesos, porque es
tal el grado de excelencia con la que vivimos la vida cristiana y con la que
servimos al Señor que hay quienes dicen: «este (o esta) tiene que ser de carne
y hueso, aunque demuestre lo contrario». Algunos están al acecho, pero no
debe olvidarse que muchos serían gravemente afectados por un desliz nuestro,
sólo porque consideran que somos personas dignas de admirar. ¿Cuál será nuestro
grado de influencia en otros? Cuando somos llamados al liderazgo, son
muchas las personas que dependen de nuestras acciones y por ese motivo, de allí
se define si impactamos positiva o negativamente sus vidas. El libro de
Eclesiastés 10:1 declara lo siguiente: «Las moscas muertas hacen heder y dar
mal olor al perfume del perfumista; así una pequeña locura, al que es estimado
como sabio y honorable». Cuando se comete una locura, no importa la conducta
previa; es como si apareciera un enorme borrador que elimina lo bueno que se
haya hecho, no importa el tiempo, y deja ver sólo el error cometido. Esto
ocurre porque se pierde el buen nombre, el buen testimonio que nos fue
entregado por el Señor, e incluso el nivel de confianza que muchos habían
depositado en nosotros. Pero, es preciso tener claro que ningún ser
humano está exento de cometer errores, no importa si es siervo de Dios, si
lleva un buen testimonio o si ha sido una excelente persona. Las locuras
siempre andarán rondando para atraparnos y por eso que debemos cuidarnos de
ellas; pensar en las consecuencias que traerían nuestras acciones, nos ayudará
a evitar grandes faltas que muchas veces se convierten en un estilo de vida.
para cumplir una labor especial, debemos tener presente que una vez escogidos
por Dios, pasamos del anonimato a tener una vida pública, una identidad; son
muchos los que nos conocen, aunque no siempre conocemos a los que nos miran.
¿Cuáles son entonces las moscas muertas de las que debemos cuidarnos? Aquellos
errores que a nuestro parecer no tendrán mayor repercusión, pero que a la larga
hacen mucho daño. Solamente mencionaremos algunos de ellos, a fin de que
usted tome las precauciones necesarias: La infidelidad: es una de
las armas más poderosas en la destrucción de familias y liderazgos. Debe
recordarse que nadie es infiel de la noche a la mañana, sino que son las
pequeñas zorras las que poco a poco van minando la relación matrimonial hasta
hacerla caer. Cuando un esposo le dice a otra mujer cosas agradables que
no le dice a su esposa, se enciende inmediatamente la luz intermitente anunciando
¡PELIGRO! Echar por la borda una relación matrimonial de muchos años y
faltar al pacto de fidelidad sólo por un momento de placer, o cambiar a los
hijos para criar aquellos que ni siquiera se engendraron, no es más que una
locura. Malos manejos: hay quienes pretenden desarrollar su liderazgo
ofreciendo solo buenas predicaciones, pero la labor no implica más ofrecer
solamente si no, actuación. Se trata de administrar, organizar y evaluar, cada
cierto tiempo, el buen funcionamiento de todo el sistema empleado.
Siempre es saludable trabajar con un equipo responsable de rendirnos cuentas en
cuanto a lo financiero, pues ser juez y parte en los manejos económicos nunca
será beneficioso, por eso se requieren personas a quienes tengamos que
rendirles también nos den cuentas. No es saludable tomar decisiones sin
buscar asesoría, sin consultar y sin meditar. Analizar antes de actuar
redundará en grandes bendiciones la obra agradable ante el Señor y los hombres.
Abuso de autoridad: las personas que tenemos a nuestro cargo son colaboradores
en la gran viña de nuestro Dios, no son empleados de nuestra hacienda o
finca. Cuando entendemos que Cristo pagó el precio por cada una de esas
personas, tendremos presente siempre que nuestro deber es guiar a las personas
por la senda correcta y no enseñorearnos de ellas como si hubiésemos pagado el
precio por sus almas.
Proverbio 29.2 Cuando los justos gobiernan, el pueblo se alegra: Mas
cuando domina el impío, el pueblo gime.