PASTOR ANTONIO JOSE MACEA Z
DESENMASCARANDO EL ESPÍRITU DE ERROR
Todos los seres humanos venimos a este mundo con
una identidad y un propósito específico. Ningún ser humano es igual a otro, ni
siquiera aquellos que son concebidos en el vientre de su madre al mismo tiempo
y que tienen mucha similitud física, como los gemelos o los mellizos.
El primer rasgo de
identificación que Dios puso en el ser humano fue sus huellas dactilares, que
como bien sabemos han servido para identificar a cada persona en una forma
inequívoca y así poder organizar la sociedad y en esta forma conceder los
derechos e imponer las obligaciones y responsabilidades a todo individuo.
Ahora bien, así
como las huellas dactilares son únicas para cada individuo y establecen su
identidad ante las autoridades del país donde nació y del mundo, igualmente en
el mundo espiritual cada ser humano tiene una identidad única y una misión
específica que debe cumplir durante el tiempo que permanezca en este mundo. Una
misión que ningún otro ser humano puede
cumplir por él, y que le conceden derechos y responsabilidades específicas
cuando se presente ante el tribunal de Dios, y que además, si actúa durante su vida dentro de los parámetros de esta misión su vida estará llena de gozo, paz y será
prosperado en todos sus caminos.
Por esta razón es
necesario que todo ser humano descubra su identidad espiritual y el propósito
específico por el cual fue enviado a este mundo. Si no descubrimos nuestra identidad y la
misión que tenemos que cumplir estaremos actuando en error, es decir, fuera de
la voluntad de Dios y como consecuencia todo lo que hagamos nos saldrá mal y
aunque prosperemos en algunos campos por nuestras capacidades intelectuales, no
tendremos el gozo y la paz que solo da el saber que estamos haciendo la
voluntad de Dios, es decir, cumpliendo
la misión por la cual estamos en este mundo.
Entonces
el enemigo, que no quiere que el ser
humano descubra su verdadera identidad infunde un espíritu de error, con falsas
doctrinas que “revela” a personas que ya están actuando fuera del propósito de
Dios, y con la estimulación de la religiosidad, es decir manteniendo al pueblo
entretenido en los cultos externos, en las solemnidades, que son importantes,
pero que si nos quedamos en ellas nos desvían de nuestro propósito y del
descubrimiento de nuestra verdadera
identidad.
Este espíritu de error, al mantener a la persona
entretenida, creyendo que está actuando en la verdad, y que esta agradando a
Dios haciendo cosas que El no le ha
Mandado hacer, no le permite recibir la
revelación del Espíritu del Padre, que es la única manera de descubrir la
verdadera identidad, y de actuar en el cumplimiento de nuestro propósito.
Todos los nacidos de nuevo hemos leído la Biblia
y sabemos que en ella se nos dice que cuando aceptamos a Yahshua somos una
nueva Creación, que somos hijos del Padre celestial, que somos reyes,
sacerdotes y embajadores dentro del Reino del Padre. Y algo muy importante que
nos permite actuar conforme a nuestra identidad para que cumplamos con nuestro
propósito es saber que somos ministros
de un nuevo pacto y que tenemos acceso para
vivir en el lugar Santísimo, es decir en plena intimidad con el Padre y
expuestos a Su revelación que es la
única manera como podemos establecer el reino en el tiempo, en el territorio y
en los corazones humanos. Pero esto que
hemos leído en múltiples oportunidades no lo ponemos por obra, porque no nos ha
sido revelado y seguimos actuando guiados por el Espíritu de error, creyendo
que somos unas mansas ovejitas sin identidad y sin propósito.
Entonces es necesario desenmascarar ese Espíritu
de error y buscar la revelación del Espíritu del Padre que nos da la autoridad
y el poder para cumplir el propósito que El nos ha encomendado.